La importancia de la adaptación al cambio climático
España está comprometida con la adaptación al cambio climático y la construcción de resiliencia en comunidades vulnerables, un compromiso que va más allá del cuidado del plantea e implica proteger a los ecosistemas y a las personas e impulsar la justicia climática
España se enfrenta a la necesaria adaptación frente al aumento de las temperaturas y a las sequías frecuentes. Por eso, es promotor de la Alianza Internacional para la Resiliencia ante la Sequía, una coalición lanzada en la COP27 que nos compromete como país a promover prácticas de gestión del agua sostenibles y a apoyar la adaptación de las comunidades a los desafíos de la sequía y la escasez de agua. Esto incluye la reutilización de aguas residuales y la inversión de 216 millones de euros para mejorar la sostenibilidad de los regadíos y la eficiencia en el uso del agua en la agricultura.
El papel de España en la adaptación al cambio climático
Más allá de nuestras fronteras, la adaptación al cambio climático es especialmente urgente en los países del Sur Global. España está desempeñando un papel crucial en la financiación de proyectos de adaptación en países menos adelantados. Estas inversiones van desde la construcción de infraestructuras hasta la promoción de prácticas agrícolas inteligentes. En 2023, España contribuyó con:
- 10,9 millones de dólares para el Fondo para los Países Menos Adelantados.
- 21,9 millones de dólares para el Fondo de Adaptación.
- 21,7 millones de dólares para el Fondo de Pérdidas y Daños, desde el que se hace frente a los impactos ante los que la adaptación ya no ofrece grandes soluciones,
Las personas, en el centro frente al cambio climático
Dando continuidad a esta línea de cooperación internacional, España ha respaldado la COP28 Declaration on Climate, Relief, Recovery and Peace, que reconoce la importancia de la adaptación al cambio climático en el contexto de la respuesta humanitaria y la construcción de la paz. A través de ella, el país se compromete a proteger a las comunidades vulnerables y fomenten su resiliencia frente a los desastres climáticos. Esto incluye la elaboración de planes de acción climática a nivel local y la promoción de enfoques participativos que involucren a las comunidades en la toma de decisiones.