Publicado el miércoles 10 de marzo del 2021

Además de regular las precipitaciones, enfríar la tierra y limpiar el aire, un árbol puede puede producir hasta 130 kg de oxígeno en un año.

Los bosques son el "pulmón" del planeta y una fuente de vida para más de mil millones de personas: alimentación, combustible, agua potable, medicinas, etc. Los bosques acogen más del 75% de la biodiversidad terrestre mundial, según reveló el informe SOFO en 2018, y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que se pierden al año 13 millones de hectáreas de bosque. La conservación de los bosques y los ecosistemas naturales es una importante clave para controlar el cambio climático.

Los bosques tienen la capacidad de absorver el dióxido de carbono, el monóxido de carbono y el dióxido de azufre emitido a la atmósfera, contribuyendo a un equilibrio natural esencial. Sin embargo, la deforestación ha puesto en alarma a todas las insticuiones comprometidas con el medio ambiente. El informe SOFO afirma que la deforestación ocasiona casi el 20% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI).

La responsabilidad de proteger la biodiversidad debe ser una cuestión imprescinsible, ya que es una riqueza extraordinaria para toda la humanidad. Las instituciones y administraciones ya presentan propuestas adecuadas a un escenario de cambio climático, centradas en la conservación, gestión sostenible de los bosques y al aumento de las reservas forestales de carbono. Además, la protección de las zonas que almacenan carbono, como suelos, pastos y pastizales, han tomado valor en los últimos años debido a que en dichos ecosistemas se puede llegar a absorver hasta el 30% de las emisiones.

Proteger, salvaguardar y mantener los recuersos naturales es tarea de todos.