Publicado el martes 26 de enero del 2021

Nos sumamos a la conmemoración de esta jornada que busca que la población tenga formación y conciencia crítica para contribuir a la resolución de los retos medioambientales

Cada 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, que tiene su origen en el Seminario Internacional de Educación Ambiental que se organizó en Belgrado en 1975 y que contó con la participación de expertos de más de 70 países.

En este evento se establecieron los principios de la educación ambiental en el marco de los programas de las Naciones Unidas, que quedaron reflejados en la Carta de Belgrado. Un documento que, por primera vez, recoge las metas de esta disciplina: ''llegar a una población mundial que tenga conciencia del medio ambiente y se interese por él y por sus problemas conexos, y que cuente con los conocimientos, aptitudes, actitudes, motivación y deseo necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas actuales y para prevenir los que pudieran aparecer en lo sucesivo''.

Además, el documento va más allá y desgrana los 6 objetivos principales que persigue la educación ambiental:

  1. Conciencia. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a estar enterados de lo que sucede en el medio ambiente en general y sensibilizados respecto del mismo y de los problemas que se le vinculan.
  2. Conocimientos. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir una comprensión básica del medio ambiente en su totalidad, de los problemas conexos y de la presencia y función de la humanidad en él, lo que entraña una responsabilidad crítica.
  3. Actitudes. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir valores sociales a la vez que se desarrolle en ellos una fuerte sensibilidad e interés por el medio ambiente que los impulse a participar activamente en su protección y mejoramiento.
  4. Aptitudes. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir las aptitudes necesarias para resolver los problemas ambientales.
  5. Capacidad de evaluación. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a evaluar las medidas y los programas de educación ambiental en función de los factores ecológicos, políticos, sociales, estéticos y educativos.
  6. Participación. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a que desarrollen su sentido de responsabilidad y a tomar conciencia de la urgente necesidad de prestar atención a los problemas del medio ambiente, para asegurar que se tomen medidas adecuadas en resguardo del respecto.

Desde la Comunidad #PorElClima, trabajamos día a día para que estos objetivos sean realidades presentes en el conjunto de la sociedad. Por ello, no solo visibilizamos la acción de climática, sino que además ofrecemos más de 400 herramientas, buenas prácticas, estudios… para que todos –tanto los ciudadanos como las empresas, las administraciones públicas o las entidades sociales- nos pongamos en marcha para contribuir a parar la emergencia climática.  Si no sabes por dónde empezar, aquí te damos algunas ideas: