Publicado el martes 30 de julio del 2024

¿Cómo puede la COP29 ser ambiciosa y alcanzar los resultados tan necesarios para enfrentar la crisis climática global actual? Esta pregunta está en el centro de todos los foros internacionales, con miras a establecer las bases para la próxima COP30.

Después de la sesión interministerial en Bonn (SB60) (leer un resumen de los resultados de SB60 aquí), la meta de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC parece que está más en peligro que nunca y aún no hay una propuesta clara para un nuevo objetivo de financiación climática.

La presidencia de la COP29, encabezada por Azerbaiyán, ha sido objeto de críticas debido a su contexto geopolítico con Armenia y la importancia de los combustibles fósiles en su economía, lo que genera dudas sobre su capacidad de liderazgo en la carrera hacia las emisiones netas cero y la resiliencia climática.

En este contexto, la presidencia de la COP29 ha anunciado de manera informal que está trabajando en una iniciativa innovadora para financiar la acción climática: el "Oil and Gas Levy". Este impuesto a la producción de petróleo, gas y carbón tiene como objetivo financiar acciones climáticas en países en desarrollo. Aunque implica la eliminación de los combustibles fósiles, esta propuesta podría marcar la primera vez que una presidencia de la COP moviliza recursos económicos desde el sector fósil.

Bloomberg informó que un impuesto de 0,20$ por barril de petróleo aplicado a la producción anual de Azerbaiyán recaudaría 40 millones de dolares al año. Con una producción mundial diaria de 80 millones de barriles, un impuesto de 0,20$ por barril generaría ingresos anuales de alrededor de 6 mil millones de dolares para el fondo.

Por el momento, se considera que los países productores de combustibles fósiles que acuerden participar serían incentivados como accionistas, con la posibilidad de obtener un cierto nivel de beneficio de los proyectos en los que el fondo haya invertido. Esta modalidad plantea dudas sobre los tipos de proyectos que se subvencionarían y la accesibilidad de este mecanismo para países que ya sufren los impactos climáticos y que tienen un espacio financiero e institucional limitado.

Aunque se esperaba que la presidencia de la COP29 anunciara esta iniciativa el 12 de junio junto con otras iniciativas, finalmente no se incluyó en ese anuncio. Sin embargo, aún existen desafíos significativos que deben abordarse:

  1. Aceptación Internacional: La implementación de este impuesto requerirá un consenso amplio entre los países productores y consumidores de petróleo, gas y carbón.
  2. Impacto Económico: Es importante considerar los efectos económicos potenciales sobre los países cuya economía depende en gran medida de la exportación de combustibles fósiles.
  3. Administración y Transparencia: Garantizar que los fondos recaudados se utilicen de manera eficaz y transparente será crucial para el éxito del fondo.
  4. Modalidad y Gobernanza: Las discusiones actuales se centran en cómo se establecerá y administrará el fondo, con preocupaciones sobre su posible funcionamiento más como un esquema de inversión que como un fondo climático genuino.

Sin embargo, las conversaciones continúan entre el equipo de la Agenda de Acción de la Presidencia de la COP29 y los ministerios competentes, centradas en el contenido y el contexto del denominado “Mecanismo Financiero Norte-Sur”. Una cosa está clara: será unos de los anuncios más esperados de la COP29.

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