Primer día en Bakú: ¿Quién liderará la acción climática global?
Arranque con golpe de efecto ante un contexto de la COP29 marcado por divisiones y complejidades en su desarrollo.
A las dificultades habituales, la ambición global se ve empañada por la reciente reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y la decisión de varios líderes mundiales de no asistir a la cita. Es por ello por lo que la COP29 ha querido arrancar dando muestras de avances para generar una mayor confianza. Las partes en el primer día de la Conferencia han alcanzado el primer consenso destacado sobre los estándares para la creación de créditos de carbono en virtud del Artículo 6.4 del Acuerdo de París. Este era uno de los puntos que debía aprobarse en esta cumbre.
Con ello se busca garantizar que el mercado internacional del carbono funcione con integridad bajo la supervisión de las Naciones Unidas. Fijar los estándares era imprescindible tanto para aumentar la acción climática como para dirigir recursos hacia los países en desarrollo. No podemos olvidar que la gran mayoría de los planes climáticos de los países (o NDC) presentados hasta la fecha integran de una u otra manera los mercados del carbono para poder alcanzar sus objetivos de descarbonización.
Todo ello ha sucedido en un contexto no exento de complejidades.
La COP29 frente a la reelección de Trump.
La elección de Trump preocupa a la comunidad internacional debido a su conocida oposición a los acuerdos multilaterales y al posible desmantelamiento de regulaciones ambientales. Trump ha afirmado que retirará a EEUU del Acuerdo de París cuando tome posesión de su cargo, como ya hizo en su primer mandato, en el que favoreció a la industria de los combustibles fósiles. Esta elección llega cuando la cooperación internacional es esencial para lograr avances en la actualización de los planes climáticos de cada país (Contribuciones Nacionales Determinadas) y en la definición del nuevo objetivo de financiamiento climático global (NCQG).
El aún presidente Joe Biden no asiste a las conversaciones globales sobre el clima (tampoco lo hizo en 2023), y en su lugar, la delegación de Estados Unidos está encabezada por John Podesta, asesor principal en política climática internacional.
Fuente: Equipo AmbiciónCOP.
Con la incertidumbre sobre el apoyo estadounidense, los observadores temen que otros países puedan dudar en asumir compromisos ambiciosos. Podesta ha afirmado en rueda de prensa que la nueva administración “revertirá el progreso” llevado a cabo en su país. No obstante, ha subrayado que se mantendrán los beneficios para la economía y los puestos de trabajo creados en la transición verde realizada por Biden (mediante la Ley de Reducción de la Inflación o IRA), y ha asegurado que la iniciativa privada, e incluso algunos perfiles republicanos, seguirán avanzando en la acción climática. Podesta ha avanzado que la administración de Biden, que sigue al frente hasta enero, anunciará en esta COP su contribución a fondos para descarbonizar sectores productivos en países en desarrollo, y que apoyará las negociaciones para que los fondos climáticos puedan llegar a todos los países. También ha considerado clave la transición que está realizando China, cuya ambición podrá conocerse con la presentacón de sus planes climáticos en 2025 (NDC).
Ausencia de líderes en un momento crítico.
Precisamente, las ausencias más destacadas son las de los líderes de las principales economías y grandes emisores de carbono: no están en la COP29 los líderes de China, India, Sudáfrica, Australia y Canadá. Tampoco asisite el presidente ruso Vladimir Putin. Por primera vez, sí estará el gobierno talibán de Afganistán en una COP.
Faltan además otras figuras clave en el diálogo climático internacional. Este es el caso de la presidenta de la Comisión Europea y referente en la transición energética, Ursula von der Leyen. La UE está representada por Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, junto con los comisarios Wopke Hoekstra y Kadri Simson, responsables de política climática y energía, respectivamente.
El presidente francés Emmanuel Macron también estará ausente, aparentemente debido a tensiones diplomáticas con Azerbaiyán. A su vez, el canciller alemán Olaf Scholz ha cancelado su participación tras la reciente ruptura de su coalición de gobierno. En tanto, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien liderará la próxima COP30, tampoco asistirá, lo que genera dudas sobre la fortaleza del liderazgo en esta cumbre.
El desafío del multilateralismo climático en Bakú.
Estas ausencias, a pesar de ser solo para la foto oficial y de no implicar a las negociaciones, podrían debilitar la confianza en el multilateralismo en un momento particularmente crítico considerando los desafíos financieros que enfrentan muchos países en desarrollo, quienes dependen del apoyo de las naciones desarrolladas para avanzar en sus propias metas climáticas.
Aún así, el 18 y 19 de noviembre el G20 se reunirá en Río de Janeiro, un encuentro que recoge las negociaciones en marcha que mantienen los delegados de los gobiernos en las COP. Esos contactos inciden sin duda en el tramo final de la cumbre y en sus resoluciones.
Para evitar que la reelección de Trump debilite el ímpetu global en la acción climática, la Unión Europea y líderes de países como Brasil, Sudáfrica y Canadá, quienes asumirán roles de liderazgo en el G20 y el G7, han sido llamados a tomar un papel proactivo en la COP29. Se espera que estos y otros países emitan declaraciones contundentes que respalden la transición hacia una economía baja en carbono y promuevan mecanismos financieros equitativos y sostenibles.
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