Publicado el sábado 12 de noviembre del 2022

Para lograr un sistema agroalimentario sostenible y la regeneración del territorio, y cumplir con ello con el Acuerdo de París, es necesario contar con las comunidades locales de agricultores. Este aspecto se ha puesto en evidencia durante una sesión en la que han intervenido representantes de pequeños campesinos y campesinas. Para que puedan desarrollar su importante papel, además de reconocerlo, han pedido herramientas y financiación.

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Hoy han tomado la palabra las comunidades de agricultores y agricultoras y pueblos indígenas en distintos continentes para mostrar su importante papel tanto en el abastecimiento de alimentos como en el cuidado y regeneración del territorio. También para reclamar recursos y hacer que su actividad crezca y ofrezca buenas condiciones de vida a su población. Sus intervenciones han constatado que las medidas necesarias para cada territorio son distintas. Es por ello que desde el Partenariado de Marrakech se trabaja en recoger las más diversas buenas prácticas en numerosos lugares del mundo, para escalarlas allí donde puedan implementarse.

“No hay mejor sistema que el sistema tradicional que tenemos los pueblos indígenas en nuestro territorio”, ha defendido Heylin Sánchez, representante de la Asociación de Mujeres Indígenas Kebata Konana de Costa Rica. “Como productoras territoriales cuidamos de la tierra porque es nuestra casa y nuestra vida”. Tras detallar el sistema de cuidado, siembra y culto a la tierra y a las fuentes naturales que practica su comunidad, Sánchez ha apuntado al peligro de su pueblo de dejarse “influenciar por los grandes productores que trabajan grandes extensiones como piña o caña de azúcar a las que ponen químicos, y quieren acaparar nuestro territorio para trabajar de esa forma. Nosotros seguimos defendiendo nuestro territorio, para tener alimentación sana y también para contar con nuestra soberanía alimentaria. Pero queremos que el gobierno reconozca todo esto”, ha reclamado.

Como en este caso, el resto de intervenciones también han solicitado apoyo en el desarrollo e implementación de sus sistemas de agricultura. Christine Nabwami, de una pequeña asociación de agricultores de Uganda, ha explicado cómo se está llevando a cabo la reforestación del territorio, en pequeños grupos de productores, para lo que ha solicitado “encontrar fuentes y financiación”. De la misma forma, en Vietnam existen comunidades preocupadas por su paisaje y sus bosques. “Los granjeros tienen mucho conocimiento, no es momento para experimentar, hay que recoger el conocimiento que ya existe en cada lugar, porque los daños ya están aquí y no hay tiempo que perder”.    

“Gracias por reconocer que las familias de agricultores son la solución. Para regenerar y transformar el sistema alimentario, asegurar la biodiversidad y redireccionar el actual sistema económico”, ha afirmado la representante en Asia de la Agenda de las familias granjeras para un desarrollo rural sostenible (AFA) de Naciones Unidas, Irish Baguilat.

Si bien existen muchos ejemplos de agricultura regenerativa en los territorios, durante la sesión se ha incidido en que las comunidades deben unirse y organizarse para hacer oír su voz. Diversas grandes empresas del sector de la alimentación que trabajan con comunidades de productores han intervenido para reconocer también su papel. Escalar las iniciativas también se ha detectado como básico para poder tener acceso a la financiación.

“Hacer una aproximación al sistema de alimentación en cada territorio y en cada continente es crítico. Miremos a los distintos países con los distintos modelos de producción alimentaria. Algunos necesitan poner el foco en los pequeños productores, otros en el uso de la tierra y otros en la biodiversidad. Es un gran puzzle en la que cada pieza requiere de soluciones específicas”, ha concluido Brent Loken, experto sobre Alimentación de WWF.