Sobre estos tres conceptos pilota nuestra labor, encaminada a acelerar el camino hacia la descarbonización de nuestra economía y cumplir así con la meta de que, a final de este siglo, el aumento de la temperatura de la Tierra no sobrepase el 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales, a la que apunta el Acuerdo de París.

Ello pasa por llevar a cabo un seguimiento muy preciso de los acuerdos alcanzados en las cumbres del clima, y valorar cómo estos se materializan en planes que nos lleven a las emisiones netas cero en 2050.