Publicado el jueves 12 de junio del 2025

Francia y Brasil llaman al mundo a cumplir lo prometido.

En el marco del 10º aniversario del Acuerdo de París y a pocos meses de la COP30, los presidentes de Francia y Brasil han firmado una declaración conjunta para acelerar la acción climática. El mensaje llega en un momento clave, justo antes de la sesión interministerial de Bonn que debe concretar compromisos reales antes de la cumbre de Belém.

La carta, firmada por Emmanuel Macron y Luiz Inácio Lula da Silva, destaca la urgencia de reforzar el multilateralismo climático, aumentar la ambición de los compromisos nacionales y avanzar en la implementación efectiva de las decisiones climáticas. Los dos líderes piden a todos los países que presenten NDCs mejorados y compatibles con el objetivo de 1,5 °C, y respaldan el lanzamiento de un nuevo ciclo de financiación climática que permita cumplir con las metas del Acuerdo de París.

Además, la declaración subraya la importancia de fortalecer el Marco Global de Biodiversidad, proteger los bosques tropicales —en particular la Amazonía—, y acelerar la transición energética con justicia social. Ambos países se comprometen a trabajar juntos para impulsar una COP30 que vaya más allá de las palabras y logre resultados concretos.

Este gesto adquiere un significado especial: Francia, cuna del Acuerdo de París, y Brasil, anfitrión de la COP30, unen fuerzas en un momento simbólico para ofrecer una hoja de ruta clara. No se trata solo de declaraciones: la carta plantea objetivos concretos que, si se asumen colectivamente, pueden cambiar el rumbo de la acción climática global.

Pero el contexto también invita a la cautela. Durante su visita a París, Lula impulsó la reactivación del acuerdo comercial entre MERCOSUR y la Unión Europea. Tal como está planteado por Brasil, este tratado podría suponer una rebaja en la ambición climática si no incluye garantías claras de protección ambiental.

La declaración franco-brasileña es una oportunidad para recuperar el espíritu del Acuerdo de París. Pero, la credibilidad de la acción climática depende de que los compromisos vayan acompañados de implementación real y coherencia con otras políticas, como el comercio o la financiación. Ahora toca que más países se sumen con compromisos sólidos y verificables de cara a una COP30 que debe marcar un antes y un después.